Las ventajas de ser invisible – Stephen Chbosky

Las ventajas de ser invisible (o Las ventajas de ser un marginado, según el país), es uno de esos libros que se hacen conocidos por la película. Reconozco que lo compré exclusivamente porque estaban haciendo una promoción donde, si comprabas el libro, te llevabas dos entradas para ir a ver la película -que me como las manos por ver, porque en Chile se estrena recién el 17 de enero y no me aguanto las dos semanas que faltan-.

Pues bien. Lo compré en oferta y me mentalicé de que existe un sinfín de novelas con excelentes títulos y cuyo contenido deja mucho que desear -¡ese sería un contenido entretenido para una entrada!-. Con ese ánimo quité el plástico de la versión que tiene en portada a los actores de la película y me perdí en el mundo de Charlie, un niño de quince años sumamente especial. Y aquí difiero con algunas críticas encontradas por la web que dicen que se nota a leguas que Charlie tiene una discapacidad mental, porque a mi gusto no es así. Gente, aún existe la inocencia. Es difícil ser inocente a los quince o a los dieciséis ¿pero acaso es tan imposible que tengamos que creer que la persona sufre alguna enfermedad para ser distinto? Para mí, Charlie simplemente era un niño especial con una vida un tanto traumática -su mejor amigo acababa de morir y previamente la muerte de su tía Helen lo había marcado en demasía-, que vive a través de los libros que lee -ups, aquí me sentí identificado- y cuyo único amigo es su profesor de literatura. Su vida cambia cuando conoce a Sam y Patrick y a todo su círculo de amigos, quienes ya van en el último curso del instituto y de alguna u otra manera le abren las puertas de un mundo totalmente nuevo por descubrir.

La novela está narrada mediante cartas que Charlie le escribe a un desconocido, en las cuales le narra las situaciones que va enfrentando en el día a día de una forma maravillosa, totalmente armónica con la imagen de su personalidad que se busca esbozar carta a carta. Una de las ventajas de que la novela esté estructurada en misivas es que vemos cómo Charlie puede explayarse, y a veces hasta irse por las ramas, sobre las vivencias que está experimentando, lo cual da verosimilud y robustez a la historia.

Charlie vivió marginado hasta conocer a Sam y Patrick -lo siento, no puedo dejar de mencionar que cada vez que aparece Sam en la novela me imagino a la guapa Emma Watson-, con los cuales comienza a tomar consciencia de la vida, de su calidad de ser humano -nótese la relevancia de este punto, he ahí que lo recalque-. Amor, drogas, sexo, abusos, abortos y una cantidad de disyuntivas tanto éticas como existenciales que tienden a asociarse a la adolescencia es lo que nos encontramos en estas páginas, pero siempre bajo la mirada de un ser especial y entrañable como lo es Charlie.

La novela no tiene grandes vuelcos dramáticos; su valor recae en el descubrir más sobre Charlie a medida que leemos sus cartas. Lo mejor de todo es que en un principio su modo de pensar nos puede parecer chocante, pero después de unas cuántas páginas, no lo podemos imaginar de otra manera y sus cartas nos hacen reír, llorar e incluso sentir impotencia por no poder hacer algo al respecto cuando suceden cosas malas. En cuanto a los personajes que lo acompañan a lo largo de la historia, destaco a los hermanastros, Sam y Patrick, ambos con personalidades muy bien definidas e interesantes, así como también a Bill, el profesor de literatura.

Recomiendo este libro a todo aquel que quiera algo nuevo e interesante para este verano. Los conflictos juveniles siempre han sido los mismos, en eso estamos claros y de acuerdo, pero aquí tenemos una mirada distinta que viene a refrescarnos y a abrirnos los ojos. La novela está llena de mensajes y de momentos intensos y bellos. Dejo al lector que los interprete según sus propias experiencias de vida. Lo que es yo, lo disfruté de comienzo a fin y ya no me aguanto a que sea 17 de enero para ver la película, que a todo esto, fue escrita por el mismo autor, Stephen Chbosky, y ha sido muy bien recibida por la crítica. No queda más que esperar. Por el momento, no espere más y sepa cuáles son las ventajas de ser invisible.

CITAS DEL LIBRO:

• Solo necesito saber que alguien ahí afuera escucha y comprende y no intenta acostarse con la gente aún pudiendo hacerlo. Necesito saber que existe alguien así.

• Me dijo que no me preocupara, porque no le ha pegado desde aquella noche. Y también me dijo que no me preocupara, porque no le volvería a pegar de nuevo. Aparte de eso, en realidad no dijo nada más, aunque no paró de hablar.

• Supongo que lo que estoy diciendo es que todo esto resulta demasiado familiar. Pero no familiar para mí. Solo sé que otro chico ha sentido esto. El momento en que fuera todo está tranquilo y ves como se mueven las cosas, y no quieres, y todo el mundo está dormido. Y todos los libros que has leído los ha leído también otra gente. Y todas las canciones que te han encantado las ha oído otra gente. Y esa chica que te parece guapa es guapa también para otra gente. Y sabes que si hubieras tenido esto en cuenta cuando eras feliz, te habrías sentido genial porque estás describiendo la <<unidad>>.

• Y estuvimos hablando de cosas que en ese momento parecían importantes. Y nos quedamos mirando esa colina. Y entonces Patrick empezó a correr hacia la puesta de sol. Y Sam inmediatamente lo siguió. Y yo vi sus siluetas. Persiguiendo al sol. Entonces, me eché a correr. Y todo era tan bueno que mejor no podía ser.

• Es genial que puedas escuchar y ser un paño de lágrimas para alguien, pero ¿y si ese alguien no necesita un paño de lágrimas? ¿Y si necesita los brazos o algo así? No puedes quedarte ahí sentado y poner la vida de todos los demás por delante de la tuya y pensar que eso cuenta como amor. Sencillamente, no puedes. Tienes que hacer cosas.

• Pero aunque no tengamos el poder de elegir de dónde venimos, todavía podemos elegir adónde vamos desde ahí. Todavía podemos hacer cosas. Y podemos intentar sentirnos bien con ellas.