La soberbia juventud – Pablo Simonetti

La soberbia juventudEl autor ha dicho que es este su libro más personal, lo que predispone al lector a disfrutar la historia de un modo diferente. Poniéndolo en palabras simples, hace de la misma algo sugerente. Porque trata de un escritor cincuentón y abiertamente homosexual, testigo de situaciones que tendrán implicancias emocionales en él.

La soberbia juventud es la historia de Felipe Selden, un joven cuya personalidad no deja indiferente a quienes lo rodean. Selden se enfrentará a su familia conservadora al asumirse homosexual, lo que lo acercará a su tía Alicia, quien le ayudará, de modos pocos convencionales, a reforzar su identidad. Tomás Vergara, por otra parte, es un escritor que ya ha recorrido el camino que Selden recién comienza, y será la particularidad de este joven la que lo obligará a estar atento a sus pasos.

Después de cuatro años de silencio tras La barrera del pudor (2009), Simonetti regresa con una madurez narrativa que sorprende gratamente. A través de Tomás, su narrador testigo, conocemos a Felipe Selden y nos acercamos al mundo de unos pocos. El autor es reconocido por ser defensor de la no discriminación hacia la comunidad homosexual, y era de esperarse que en algún momento nos regalara una historia como La soberbia juventud. Con esto me refiero a que, mediante la escritura, su herramienta de trabajo, nos transmite en esta novela una realidad asociada a la identidad sexual. Simonetti hace de este trabajo algo trascendente, fuera de todos los méritos literarios que puedan encontrársele a su obra. La trascendencia de La soberbia juventud se funda en la erradicación de los prejuicios asociados a la homosexualidad, abundantes en culturas como la chilena. Se funda también, y esto muy ligado a lo anterior, en la concienciación de la masa lectora, instalando la variable de identidad sexual como pilar de creación literaria. Porque en el amor no hay identidad de género, y esa es una realidad inexorable. Simonetti abre –o hace masivo– un nicho literario poco explotado, lo que no deja de ser relevante, porque la literatura de un determinado periodo, nos entrega indicios irrefutables del comportamiento de su sociedad.

La soberbia juventud cuenta con personajes memorables, como es el caso de Elvira –que no deja de recordarme en su frescura y determinación a Idana, de La razón de los amantes– y su lectura fluye gratamente en estas relaciones gravitacionales, donde los acercamientos abundan, pero el real contacto, el verdadero conocimiento del otro, es algo que difícilmente se logra. Le guste a quien le guste, la novela dará que hablar. Por mi parte, agradezco al autor por contar lo que otros silencian y reprochan.

CITAS DEL LIBRO:Pablo Simonetti

  • Bastaron cinco minutos para convencerme de que si yo hubiera sido más joven me habría enamorado de él sin remedio, una idea subversiva para quien jamás creyó en amores a primera vista ni en las arbitrariedades del destino.
  • Ah, pero ese es el problema de la juventud, creer que el mundo está lleno de oportunidades ocultas, y es particularmente grave en las personas que recién asumen su homosexualidad.
  • No hay nada más trivial que enamorarse o perder lo que se quiere, a todos nos ha pasado. Pero la belleza es belleza más allá de la materia con que se alcanza. No importa que un rostro esté correctamente representado, si el retrato no conmueve.
  • Elvira hablaba de la muerte como si estuviera presente entre nosotros y le dijera a la cara que no era ni tan horrorosa ni tan temible como la pintaban. La retaba como a cualquiera, bajándole los humos, arrancándole los disfraces, criticando su dudosa trascendencia.
  • Cuando uno pasa de los cincuenta, cualquier muerte es la propia muerte.
  • ¿Y ahora venía Camilo a imponerle cómo debía ser el amor? Al fin y al cabo, su ideal romántico no era más que otra forma de disciplina.
  • Dentro de un marco guarnecido de pequeños mosaicos de carey blancos y negros, pude verla en toda su gloria. El pelo brillante cayendo a pique, su sonrisa abarcando a quien tomó la foto, un gesto con tanto movimiento que en cualquier minuto esa imagen podría echarse a andar para volver a influir en las vidas de todos nosotros.