Trepanaciones – Varios autores | Rincón de Crítica Literaria

TrepanacionesA través del sello Talleres, Editorial Furtiva debuta en el mercado local con Trepanaciones, Crónicas de la Neuroguerrilla, una antología de cuentos proveniente de una decena de autores nacionales que, guiados por Jorge Baradit, se atreven a correr el velo que separa la realidad de la ficción a través de sus historias.

Formaron parte de la segunda generación del taller literario de Baradit, Neuroguerrilla*Lab, y con este proyecto contribuyen a refrescar la escena literaria local. Porque las trepanaciones aquí presentadas van desde los trastornos de personalidad hasta un futuro donde los trasplantes y las instalaciones corporales son grito y plata, trasladando al lector desde lo experimental a lo demencial, en un torbellino de letras que tienen un punto en común: la necesidad de hacerse escuchar, de extirpar del cuerpo lo que se pueda transformar en palabra. Y en este experimento, Carrizo-Ortiz, Fernández, Gatica, Guzmán, Leigh, Olate, Rodríguez, Santa María, Ulloa y Vera se lucen y salen airosos. Y con esto quiero ir más allá de las letras, porque Trepanaciones es un libro que destaca, con un concepto interesante que deja verse en todas las aristas de la antología, desde la portada hasta las biografías de los autores -que hay que decirlo, son originales a más no poder-.

Un libro pensado y detallista, que además sorprende por su origen: un taller literario. Autores hay miles, y con ellos también talleres de escritura creativa. Pero atreverse, hacer el ejercicio de ir un paso más allá de los comentarios solidarios de los compañeros de clases y transformar una pequeña -o gran- parte tuya en letra impresa para someterla al escrutinio público, me parece sin lugar a dudas lo más valioso de este primer volumen. Ahora no queda más que esperar por futuras trepanaciones.

CITAS DEL LIBRO:

  • Lloro y lloro por mí. Así de patético. Por ser un cobarde de mierda, una llorona cagada de susto. Despertar, por Alfredo Rodríguez.
  • No necesita abrir los ojos para ver lo que está frente a su conciencia. Openminder, por Carlos Sebastián Olate.
  • Dibujo etiquetas y les pongo nombres. A veces, dibujo el edificio del colegio bajo las llamas, y ellos envueltos por el fuego, gritando desde las ventanas, convertidos en antorchas que caen desde las alturas, pidiendo ayuda desde un infierno desatado. Amnesia, por Marcelo Ulloa.
  • Nadie es el mismo dos veces. Una nueva respuesta o una nueva pregunta nos cambia constantemente y siempre, todos, un día, el día que estamos listos para ello, volvemos a lo esencial. Espiral, por Manuel Gatica.
  • Hace mucho, mucho tiempo atrás, los colores fueron incapaces de resistir la gran sequía y salieron arrancando. Pero el azul y el amarillo tropezaron, se cayeron, se enredaron y no se pudieron mover más. No les quedó más alternativa que hacerse amigos, entre ellos mismos y el paisaje. Sentidos fugados, por M. Lorena Leigh López.
  • La entrada al Infierno está justo en el centro del Desierto de Atacama. Sobre ella hay una casa de madera que solitaria se ubica en la aridez, como una isla que flota en medio de un mar de dunas y arena. La entrada al Infierno, por Angélica Guzmán.
  • Puso sus manos a los costados de la cerámica, mantuvo la cabeza en alto y enfrentó su reflejo. Ambas mujeres se acercaron. Sus frentes entraron en contacto y sus ojos nunca se abandonaron. -Tú, tú y solo tú, huevona!-. Como dos toros midiendo fuerzas presionaron la pantalla que las separaba. ¿De cuál de las dos era la culpa? La presión trizó el vidrio. Suite du Monde, por P.P. SM. B.