Un regalo del cielo – Cecelia Ahern

Cecelia Ahern se ha convertido enun-regalo-del-cielo una de mis escritoras favoritas. Vamos, que cuando leemos una de sus historias sabemos que no estamos leyendo a Tolstoi ni a Cortázar, pero algo tienen sus novelas que cautivan y te dejan con ganas de más. Muchos la conocen por su primera novela, P.D. Te Amo, y no saben que el listado de historias que han nacido de la imaginación de la irlandesa es bastante larga -y por desgracia son pocas las que algunas arriesgadas editoriales iberoamericanas se han atrevido a traducir-.

Un regalo del cielo es una historia de navidad que parece más fábula que novela, pues viene con enseñanza y todo. Veamos, la autora nos presenta a Lou, un hombre sumamente exitoso cuya vida se centra única y exclusivamente en el trabajo y en seguir escalando a nivel profesional (¿alguien más cree que la idea es sumamente contemporánea y nada de ficticia?). Pues bien, Lou el ciego tiene un gesto humano en su vida y le regala un café a un vagabundo en un día que el frío hiela las calles de Dublín, pero espera, que este hombre podría trabajar en la empresa, ¿no? Pues zas, Lou hace su buena obra de navidad y le consigue un trabajo al mendigo, sin saber que este pequeño gesto le cambiará la vida.

¿Sigo? Ok, le cambiará la vida porque Gabe, el ex mendigo que ahora puede dormir en las dependencias de la oficina y se mueve por la empresa a una velocidad que cualquiera creería que es de otro planeta, ayuda a Lou a encontrar el tiempo necesario para encausar su vida y tener tanto una carrera exitosa como una vida familiar rica y memorable. Pero estamos hablando de Cecelia Ahern, la patrona irlandesa del realismo mágico, por lo que la forma en la que Gabe ayuda a Lou no tendrá nada, absolutamente nada de ordinario.

A través de esta fábula, que funciona a ratos como una matrioska, un policía hace entender a un joven malhumorado y sabelotodo que la familia es lo más importante, y que no importa cuán enojado estés, son tus propias decisiones y actos los que forjan tu futuro. Ahern tiene ese no sé qué que yo adoro, y lamento no poder ser objetivo, pero opiniones son opiniones. Su novela es mágica, y como mencioné en un comienzo, funciona como una fábula de larga duración, donde nos adentramos en el mundo cotidiano con el que lidiamos a diario, pero bajo una perspectiva distinta. Es que eso me gusta de esta autora, que sabe ver las cosas de un prisma diferente, quizás más positivo, o quizás más mágico, qué sé yo, pero que a fin de cuentas encanta, como siempre, en una historia que a primeras puede pecar de simple, pero que entre líneas sabe criticar a nuestra sociedad actual, ensimismada y egoísta.

Un regalo del cielo, siendo honestos, no es un libro que sobresale, pero sí es uno de esos que recupera la magia como solo la autora sabe hacerlo en cada una de sus novelas. Y ya tan solo por eso vale la pena echarle una mirada.

CITAS DEL LIBRO:Cecelia Ahern

  • A veces es preciso entregarse a alguien para ver quién es uno.
  • Impresionismo moderno. A él nunca le había hecho mucha gracia. Día a día, con regularidad, se sorprendía parándose a mirar los borrones de nada que recubrían las paredes de los pasillos de la oficina. Manchones y líneas arañadas en el lienzo que alguien consideraba algo y que podían colgarse sin problema boca abajo o al revés sin que nadie se diera cuenta. También pensaba en el dinero que se había invertido en ellos… y después los comparaba con los dibujos que cubrían la puerta del frigorífico de su casa, arte doméstico firmado por su hija, Lucy. Y cuando movía la cabeza de un lado al otro, como hacía ahora con Alison, sabía que en alguna parte había una maestra preescolar con millones de euros en los bolsillos mientras niños de cuatro años con pintura en las manos, la lengua fuera con aire de concentración, recibían ositos de goma en lugar de un porcentaje de la recaudación.
  • La pequeña Lucy, con tan solo cinco años, despertó cuando miró al público que asistía a la función de su colegio y vio un asiento libre junto a su madre. Hay muchas formas de despertar, pero solo una que reviste verdadera importancia.
  • Los caminos son muchos más seguros cuando la gente deja de mirar lo que hacen los demás y se concentra en sí misma.
  • Sabes que esté donde esté papá, te pase lo que te pase en la vida, si te sientes triste o feliz o sola o perdida, no tienes que olvidar que yo siempre estaré contigo. Aunque no me veas, quiero que sepas que estaré contigo ahí -le tocó la cabeza-, y ahí -le tocó el corazón-. Y siempre te estaré mirando y me sentiré orgulloso de ti y de todo lo que hagas, y cuando a veces te preguntes qué pienso de ti, recuerda este momento, recuérdame diciéndote que te quiero, cariño. Papá te quiere, ¿de acuerdo?
  • Los sucesos nos pueden unir. Como veis, todos estamos hechos de lo mismo. Cuando ocurre algo, se desencadena una reacción en nuestro interior que nos hermana con una situación, con otras personas, iluminándonos y uniéndonos como lucecitas en un árbol de Navidad, enroscadas y retorcidas, pero así y todo conectadas en un cable. Unas se apagan, otras titilan, otras arden con fuerza y brillo, y sin embargo todos estamos en la misma ristra.
  • El tiempo no se puede regalar. Pero se puede compartir.