El canario polaco, Sergio Gómez
Un ratón es el encargado de contar esta historia de amistad y de guerra. En su vejez, este roedor vive en Chile y es muy respetado entre los jóvenes de su grupo. De cuando en cuando, el viejo les cuenta relatos de su vida en Europa. Entre esas narraciones, de cuya veracidad dudan sus escuchan, está la del canario polaco. Cuando el ratón narrador era joven y vivía en Francia, habitó la casa de una familia compuesta por tres miembros: el padre, autor de libros infantiles; la madre, ilustradora de esos libros; y la hija, escritora y dibujante a la vez. El ratón y la simpática niña, de nombre Anne, trabaron amistad rápidamente. Poco después se une al grupo un canario que sus padres han regalado a la niña. Mientras está en su jaula, el canario se niega a cantar; pero cuando lo dejan libre, no solo recupera su voz, sino que se queda por su propia voluntad al lado de Anne.
La vida de estos tres amigos da un vuelco cuando un grupo de oficiales detiene a los padres y a la niña, y los encierra, junto a cientos de judíos más, en un lugar donde las condiciones de vida son deplorables. Los nazis han invadido Francia y están dispuestos a llevar hasta sus últimas consecuencias su odio irracional ante una raza que consideran inferior. Temerosos por el destino que espera a su hija, el escritor y la ilustradora tratan de salvarla. La misión, sin embargo, es algo compleja. ¿Sobrevivirá Anne? En todo caso, contará siempre con la compañía y hasta con la ayuda de sus dos fieles amigos.
Con esta novela, Sergio Gómez (Chile, 1962) ganó el Premio Gran Angular 2008 de su país. Estamos ante una ficción más entre las muchas que abordan el enorme drama que significó para millones de seres humanos la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, lo anterior no le quita validez al libro. En primer lugar, es singular la perspectiva elegida por el autor para contar su historia: a través de los ojos del pequeño roedor se hace más patente el absurdo de esa guerra alimentada por la ambición y el desprecio. El narrador es incapaz de comprender el designio de esos hombres empeñados en exterminar a sus semejantes, algo que sus congéneres ratones nunca harían. En segundo lugar, no está de más recordar la terrible experiencia del Holocausto judío, sobre todo si está arropada por una ficción amena y emotiva que, si no descubre el hilo negro, sí nos sensibiliza y advierte contra esas oscuras tentaciones en torno al poder sobre otros, latentes, en mayor o menor grado, en cada uno de nosotros.