Cincuenta sombras más oscuras – E.L. James

Martin A. La ReginaLeí la segunda entrega. Pensé que no sería capaz, pero lo hice y la disfruté mucho más que la primera. Creo que fue porque ya sabía a lo que iba y no esperaba más de lo que efectivamente James me iba a dar. Esta vez seré breve y, por primera vez, daré una opinión sin dejar ninguna cita del libro -a mi pesar, pero mientras iba leyendo la novela no hubo ninguna frase que quisiera destacar, por ende me pareció una falta a la verdad llegar y poner cualquier diálogo al azar-.


Antes de escribir esto, releí la crítica que hice sobre el primer tomo de la trilogía, Cincuenta sombras de Grey, y debo reconocer que para mi sorpresa esta segunda entrega me pareció bastante más interesante que la primera -la cual ya dije que estaba plagada de escenas eróticas aburridísimas, con poco diálogo interno, falta de contexto y blablablá. Lo que más rescato de esta saga es el no saber reconocer cuando una relación no es saludable. Y en esta segunda parte lo digo con más vehemencia. Aquí nos encontramos con una Anastasia y un Christian ya más estables, en una relación vainilla, como gusta decir el segundo, sin esa necesidad de sadismo extremo que hubo en el primer tomo. Pero qué aburrido un libro donde todo es amor, ¿cierto? Así que James nos introduce a la mujer que inició a Grey en estos temas y la hace revolotear por ahí, provocándole varios dolores de cabeza a Anastasia. Interesante, pero aún plano. Así que la autora también nos introduce a Leila, una loca de remate, ex sumisa de Grey que anda irrumpiendo en hogares ajenos y persiguiendo a Anastasia hasta en sueños. Mejor todavía. A esto le sumamos que Anastasia comenzó a trabajar y su jefe la acosa -no podía ser de otra forma que sexualmente, bravo por los giros dramáticos que nos propone E.L. James-. Metemos a la juguera un par de revelaciones de la infancia de Grey y tenemos un segundo tomo que, al igual que el primero, es de lectura fácil y entretenida.


Aquí, a diferencia de la primera entrega, las relaciones personales van un poquito más allá y podemos entender el por qué Grey es como es, pero de todas formas me falta un poquito más -¿será que estoy siendo muy exigente con la Sra. James?-. A veces, mientras iba leyendo, sentí que la autora había transcrito sus propias fantasías y le había agregado un poco de sazón -sobre todo en la escena del baile y la “subasta humana”, para quien lo haya leído- para, de alguna manera, materializar sus deseos. Eso.


A mi gusto, lo mejor de este libro fue la aparición de Leila. Un personaje muy interesante. La forma en que se introduce en la historia, cómo se comporta, los detalles físicos y sobre todo psicológicos, me parece que por lejos es el personaje más real creado por James -los otros me parecen sacados de versiones triple X de películas Disney-, y por ende me hubiese gustado verlo más en acción.


En fin, no importa lo que diga, este tipo de libros seguirá en los primeros lugares de los rankings de ventas. A mi gusto, sigue siendo mala literatura, pero es de esos placeres culpables que entretienen y hacen que el tiempo vuele, quizás sea la estructura de diálogo de la novela la que facilita la lectura. Vamos, ¿cómo es el dicho?, la tercera es la vencida.