El año de Saeko – Kyoichi Katayama

portada-n-saekoPreviamente ya había leído a Katayama con Un grito de amor desde el centro del mundo y fue una grata, grata sorpresa. Como dicen por ahí, la literatura nipona no es tan solo Murakami. La vara quedó alta, con Un grito de amor… Katayama llegó a la cima: se hizo película, serie de televisión, manga y quizás cuánto producto de marketing más, lo que no es menor. El autor regresa traducido al español con El año de Saeko, una novela íntima, reflexiva, cuyos protagonistas son tanto el amor como la soledad, las dos caras del ser humano. Aquí se ve la pluma plenamente consciente del autor, bien cuidada, meditada y pensada línea a línea a medida que avanzamos en las estaciones de un año melancólico.


El año de Saeko no guarda relación con Un grito de amor…, aunque conserva ese ritmo pausado que los autores japoneses saben mantener tan bien sin aburrir al lector. La historia se centra en Shun’ichi y Saeko, una pareja contemporánea llena de vacíos y diferencias, cuyo amor o acostumbramiento los mantiene juntos. Por la mitad del libro se nos revela un hecho esencial: Saeko lleva en su vientre el futuro hijo de su hermana, quien no puede tener concebir.


La novela mantiene ese ritmo pausado de principio a fin, a pesar de las revelaciones que surgen a medida que avanzamos en las páginas. Saeko se encarga de unas máquinas expendedoras que se encuentran en el barrio de su casa, Shun’ichi es un programador informático quien goza fotografiando gatos. Saeko siente que alguien, un hombre que compra cigarros en las máquinas, los observa día a día, y Shun’ichi la sigue amando a pesar de las dudas que surgen con el pasar de los días. Katayama logra con éxito adentrarse en lo más profundo de las emociones y encontrar la belleza en las contradicciones de la mente y el corazón humano, en las introspecciones de los personajes y en las reflexiones budistas.


Aquí una frase de la misma novela que ejemplifica su tonalidad:


El año de Saeko es un imperdible para quienes gocen con la literatura reflexiva y se maravillen con la complejidad del ser humano.


CITAS DEL LIBRO:principal-kyoichi-katayama_1_med



  • El acto de mirar hacia lo alto, en el sentido genuino de la palabra, imagino que es algo propio del ser humano. El hombre comenzó a dirigir sus ojos al cielo sin ningún propósito determinado. Tal vez lo hiciera cuando empezó a pensar en el futuro, en sus deseos, en sus sueños.


  • El hombre, al quedarse desnudo, más que sus propias costumbres como ser humano, lo que muestra son los hábitos inherentes a su naturaleza animal.


  • <<Durante estos cinco años hemos llevado una vida tranquila>>, pensó Shun’ichi. Como mínimo, ninguno de los dos acuciaba al otro. No había habido ni asomo de peleas. Sumergido en el agua del baño recordando aquella época, a Shun’ichi le asaltó la ilusión de que los cinco años que habían pasado juntos se borraban y que ellos seguían detenidos en la oscura orilla del río. No pidiendo demasiado, podría pensarse que eso era suficiente, que la felicidad era eso. pero, por otra parte, a veces, tenía la sensación de que eran una pareja que había renunciado a algo importante. Aquella serena estabilidad, que se sustentaba en la confianza mutua y en el amor, iluminaba sus días con una suave luz neblinosa, pero, al mismo tiempo, conllevaba el hastío de unos seres que están viviendo la vida que sigue al fin de algo.


  • Quizás sea dentro de la irracionalidad de la autolimitación donde se esconde el sentido de la vida del hombre. Porque si el hombre contemplara la libertad como valor fundamental de la vida, ésta, probablemente, no se distinguiría de la muerte. Shun’ichi pensó que el ser humano vive un tiempo que trasciende la libertad, que es limitado e ilimitado, hasta el instante de la liberación última que es la muerte.


  • Este prodigio, el sentimiento que despierta un encuentro y una separación, ya sea casual, ya sea inevitable, impregnado de melancolía, ¿no es lo que la gente de este país llama sentido de la belleza de lo efímero?


  • ¿Por qué las personas perseguirán las cosas bellas, las cosas sublimes, las cosas inalcanzables? Aunque no sepan en qué consiste su esencia, ¿por qué están dotados de la facultad de apreciarlas?