Anna Karenina – León Tolstoi

Anna KareninaTrataré de inventar la rueda, o el fuego, tal vez, porque la escritura la inventó Tolstoi con Anna Karenina. Una apreciación más, una apreciación menos, lo cierto es que no puedo dejar de escribir respecto a la obra del ruso. Una obra clave de la literatura universal, una historia de amor que sobrepasa cualquier barrera temporal o idiomátia.


Anna Karenina es arte, puro y llano. Varios años tardó el autor en dar forma a esta obra que no pasa de moda -menos ahora con la versión de Keira Knightley dando vueltas por ahí-, donde el humano, la esencia del humano, es el personaje principal. Porque claro, vemos a una sociedad rusa aristocrática muy disfrazada, muy acostumbrada a los lujos, al buen comer, al buen lenguaje, al ocultar las emociones y las sensaciones, archi-conocidos gestores de tanta desgracia y de tanta felicidad también. La novela de Tolstoi tiene todo esto: caretas, vulnerabilidad, personalidades geniales y humanas ante todo, y pasión, mucha pasión y sentimiento. Pasión por otros seres, pasión por causas mayores a uno como individuo. Anna Karenina es pasión.


La novela narra la vida de Anna, una aristócrata casada con un hombre poderoso de la alta sociedad rusa en plena caída del imperio. Anna es una mujer que encandila, no solo a los hombres que la ven, sino que a cada ser que llega a conocerla, por su personalidad fresca, joven, distinta a lo acostumbrado en un mundo de muertos. Anna es vida pura, sencillez y locura, llamando la atención del oficial Vroski, con quien inicia un romance sin importar las repercusiones, aunque las mismas impliquen el exilio o la soledad absoluta. Vale, ¿no hemos leído ciento diez historias similares? Pues primero leamos Anna Karenina, y les aseguro que no necesitaremos leer más pseudo historias similares, porque la magia de Tolstoi nos tendrá con la cabeza en las nubes durante mucho tiempo. El terrible amorío de Anna se entrecruza con la historia de otras dos parejas emparentadas. Por un lado tenemos al hermano de Anna, Stiva, cuyo matrimonio también se ve destrozado por una infidelidad, y la historia de Levin, un hombre que lucha por sus principios socialistas -claramente los ideales de Tolstoi planteados a través de los pensamientos de uno de sus personajes- y, por sobre todo, que lucha por el amor de su vida.


Particularmente, debo decir que el personaje de Anna me parece maravillosamente bien logrado. Su femineidad, la necesidad de afecto y atención, tanta inseguridad en su pensamiento, la misma que se transmite en su actuar; los celos enfermizos, las dudas ante todo, y aquí rescato nuevamente uno de los pensamientos iniciales: tanta humanidad en el personaje, que no hace más que, estoy seguro, cada quien se vea reflejado en Anna en más de alguna línea de esta novela. Todo eso, todo lo anterior, el sentirla en carne y hueso, el vivir su dolor, su incertidumbre, tanta necesidad que la martiriza, todo eso logra que nos enamoremos de este personaje, tan encantador y tan nuestro, atemporal, intenso y lleno de matices. Anna Karenina, un libro imperdible


CITAS DEL LIBRO:León Tolstoi



  • Todas las familias felices se asemejan; cada familia infeliz es infeliz a su modo.


  • Había oído decir que las mujeres se interesan a menudo por hombres feos y ordinarios, pero no lo creía porque juzgaba por sí mismo y sabía que únicamente podría amar a mujeres bellas, misteriosas y excepcionales.


  • Empezó a bajar tratando durante algún tiempo de no mirarla, como se evita mirar al sol, pero la veía, como se ve al sol, sin mirarla.


  • Y de improviso ambos se dieron cuenta de que, si bien eran amigos y habían estado comiendo y bebiendo juntos, lo cual debiera haberlos unido más, cada uno pensaba solo en sus cosas y nada tenía que ver con el otro.


  • Era como si en todo su ser hubiese algo en abundancia tan grande, que sin querer se derramaba en el brillo de los ojos o en la sonrisa. Aunque atenuaba de propósito la luz en los ojos, esa luz, contra su voluntad, se reflejaba en aquella sonrisa apenas perceptible.


  • Todas estas huellas de su vida parecían aferrarse a él y decirle: <<No, tú no te irás de nuestro lado ni tampoco serás otro, sino que serás lo que has sido: con dudas, con perpetuo descontento de ti mismo, con vanas tentativas de enmienda, con caídas, y con una eterna expectativa de felicidad que jamás se realizará y que es imposible para ti>>.


  • Anna Arkadievna leía y se enteraba, pero no le agradaba leer, es decir, ir tras el reflejo de vidas ajenas. Era demasiado agudo su deseo de vivir la vida propia.


  • Nadie está satisfecho de su fortuna, pero todos lo están de su inteligencia.


  • A mí modo de ver -respondió, jugando con el guante que se había quitado- … a mí modo de ver, si hay tantas cabezas como maneras de pensar, hay tantos corazones como maneras de amar.


  • Jamás conocería la libertad de amar; sería siempre una esposa infiel, bajo la amenaza continua de ser descubierta, engañando a su marido a favor de un vínculo vergonzoso con un hombre que vivía aparte e independiente de ella y cuya vida nunca podría compartir. Sabía que así serían las cosas y, por añadidura, que todo ello era tan horrible que ni siquiera podía figurarse cómo concluiría. Y lloraba a lágrima viva como lloran los niños cuando son castigados.


  • Las mujeres son el tropiezo más importante en la carrera de un hombre.


  • Y ella no pudo menos que responder con otra sonrisa, no a sus palabras, sino a sus ojos llenos de amor. Le cogió la mano y se la pasó por las mejillas frías y los cabellos recortados.


  • Diga a su mujer que le tengo tanto afecto ahora como antes, y que si no puede perdonar mi situación, no quiero que me perdone nunca. Para perdonar, hubiera tenido que pasar por lo que yo he pasado. Y Dios la libre de ello.


  • El respeto lo han inventado para llenar un vacío donde debiera estar el amor.